domingo, 2 de diciembre de 2012

Crítica al Positivismo Lógico. Falsación e Idiosincracia


CRÍTICA AL POSITIVISMO LÓGICO


En la carrera de la búsqueda de la verdad (que se traduce en la búsqueda de enunciados universales que den una mejor explicación de la realidad, siendo estos universales debido a que tratan sobre un concepto en cualquier punto del espacio y del tiempo), se han establecido propuestas metodológicas o epistemológicas que debe seguir la ciencia empírica. Podría decirse que se trata de un debate histórico, en el que poco a poco se van contrastando elementos a lo que va a ser la metodología del científico, o en otras palabras, el procedimiento que debe llevar el científico en la contrastación o justificación de teorías. Dejando de lado la procedencia de las mismas ya que a Popper (basándonos en sus trabajos) no le preocupa tal tema.



Principalmente uno de los problemas de la ciencia empírica reside en la metodología empleada por el positivismo para verificar enunciados universales, mediante la comprobación empírica de enunciados singulares, los cuales solo se refieren a puntos limitados del espacio y del tiempo. Los positivistas, empleando un método inductivo, justifican teorías mediante experiencias particulares, es decir, que de hechos particulares de los cuales se ha tenido experiencia, se pretende dar explicación de lo que no se ha tenido experiencia. Popper desarrolla muchas consideraciones sobre lo no conveniente del empleo del método inductivo, resaltando que la verificación de enunciados universales supone la conjunción de infinitos enunciados singulares y su verificación, acción imposible en la práctica, ya que no se puede desarrollar un proceso de verificación infinitamente. En respuesta a lo anterior, Popper plantea la falsabilidad como criterio de demarcación la cual supone previa adopción de un método deductivo, de esta manera plantea Popper a la experiencia como un medio para falsear teorías y no como un medio de verificación.


Pareciera que los positivistas, en su afán por encontrar cada vez mejores teorías que expliquen la realidad, intentan dar mayor verificación de sus teorías mediante la experiencia, esta actitud se observa incluso en la elaboración y presentación de tesis de grado por parte de estudiantes universitarios, quienes se empeñan en verificar sus enunciados, siendo el fracaso, es decir, la verificación de un enunciado contradictorio a la teoría un resultado indeseable. Popper plantea otro punto de vista más funcional que el positivista, debido a que en vez de tomar la postura insistente de querer verificar teorías (acción además prácticamente imposible, debido a que se termina en una regresión infinita), intenta mediante la experiencia falsarlas, y un enunciado universal será más fuerte, de más peso, o con mejor explicación de la realidad, mientras más soporte contrastaciones empíricas que intenten falsar la teoría. En el caso de que una teoría sea falsada, se sustituye por otra que dé una mejor explicación de la realidad, esto supone que además de contener las mismas explicaciones de los elementos de la teoría anterior, debe dar una mejor explicación de los elementos por las cuales la teoría pasada fracasó.


La metodología de la ciencia empírica es determinante para esclarecer la fórmula con el fin de que la ciencia se aproxime más a la realidad. A saber, el positivismo parte de experiencias particulares, y mediante estas el científico establece un enunciado universal y lo cataloga como cierto tomando como base las experiencias pasadas o futuras que experimentó o que puede experimentar que confirmen o verifiquen la teoría. El criterio de falsabilidad descrito por Popper toma un antagonismo ante esta propuesta.


Es importante, diferenciar entre falsabilidad y falsación. Se define falsable a una teoría cuando: “divide de modo inequívoco la clase de todos los posibles enunciados básicos en las dos subclases vacías siguientes: primero, la clase de todos los enunciados básicos con los que es incompatible, que llamaremos la clase de los posibles falsadores de la teoría; y, en segundo lugar, la clase de enunciados básicos con los que no está en contradicción”[1]. El criterio de falsabilidad es una condición que para Popper es necesaria en la ciencia empírica, ya que plantea que toda teoría debe tener enunciados básicos, es decir, “enunciados singulares coherentes dotados de cierta forma lógica”[2], contradictorios que puedan ser contrastados empíricamente, esta es la base del criterio de demarcación de Popper que distingue las ciencias empíricas de las metafísicas. La falsación es un método de reglas especiales determinadas a través de una convención que indique en qué condiciones debemos considerar falsado un sistema[3].


Emplear la falsación como método, implica que a través del enunciado universal, se deduzcan lógicamente enunciados particulares con el fin de someterlos a un análisis de falsabilidad, es decir que su aplicación sea puesta a prueba empíricamente y se intente falsar. De esta manera, es decir, adoptando otra postura, se llega a conclusiones diferentes, ya que no es lo mismo decir que “una teoría es Verdad” a decir que “hasta ahora no se ha demostrado que una teoría “X” sea falsa”. Cuestión que no da por verdadera la teoría, pero a su vez implica una aproximación a la verdad.


Tales consideraciones hacen de la falsación una vía más provechosa para la ciencia empírica, ya que con este método se tiene un criterio lógico para poder justificar la teoría aunque sea de forma negativa. Esta afirmación la aludimos porque el hecho de falsar una conclusión deducida del sistema, implica primero, construir y formular debidamente los enunciados, para luego contrastarlos y establecer la falsación de los mismos, dicha falsación de los enunciados singulares, falsarán a su vez la teoría de la que emanan, por ser formuladas debidamente y deductivamente de los enunciados universales.


Cuando se falsa un enunciado, se descubre otra manera de no ver el mundo, provocando consecuentemente una aproximación a la realidad, sobre la cual solo tenemos conocimientos que hasta los momentos no han sido falsados, hasta ahora se consideran ciertos.


POSITIVISMO EN LAS CIENCIAS ECONÓMICAS


Como primer ejemplo se expone la teoría de los bienes Giffen, ellos se definen como: “un producto que posee una curva de demanda con pendiente positiva. Esto significa que a medida que el precio del bien aumenta, los consumidores desearán adquirir una mayor cantidad de dicho bien, y cuando el precio de dichos bienes comience a descender, querrán adquirir una cantidad cada vez menor del mismo. Se puede discutir la existencia de estos bienes en el mundo real, pero hay un modelo económico que explica como una cosa así puede existir”[4]. La construcción de este modelo económico, ocurre mediante la observación de un fenómeno ocurrido durante la hambruna irlandesa durante el siglo XIX. Las patatas, eran tan importantes en la dieta de la población que cuando subió su precio, la población respondió al descenso de su nivel de vida reduciendo sus compras de carne, que era un bien de lujo, y comprando más patatas, que eran un alimento básico, así la subida del precio de las patatas aumentó la cantidad demanda de este bien en mayor proporción. Este modelo fue demostrado mediante ese hecho concreto, lo cual supone un método inductivo, yendo en contradicción con las leyes de oferta y demanda, la cual constituye otro modelo económico. El modelo económico de los bienes de Giffen no falsa el modelo de la ley de oferta y demanda, debido a que es formulado en base a una experiencia concreta, única, no reproducible, que ocurrió en un momento determinado del espacio y del tiempo, y que por ello no puede repetirse mediante un experimento. Sin embargo, el modelo actualmente se considera como teóricamente posible, y se siguen buscando hechos históricos, actuales o futuros que den veracidad a la teoría.


Otro ejemplo de la aplicación del positivismo en la ciencia económica es la creación de la Curva de Phillips, la cual es el resultado de una interacción observada entre las variables de inflación y desempleo en Estados Unidos y Reino Unido en la década de los 60´. Este enunciado universal que profesa: a mayor tasa de desempleo menor tasa de inflación, proviene o fue deducido de enunciados singulares como: En Estados Unidos en el año 1960 se observó que a mayor tasa de desempleo hubo menor tasa de inflación. A pesar de que empíricamente se ha demostrado que no se cumple la ley, se sigue tomando como cierta y actualmente se siguen buscando experiencias que den veracidad a la teoría.


Creencias populares y la lógica de la investigación científica.




Cuando se habla de ciencia, pareciera que se estuviese hablando sobre un mundo muy diferente al mundo de las personas que no están dedicadas a la ciencia, y con ello, las discusiones epistemológicas parecieran ser solo cosa de científicos. Mas sin embargo, nuestra concepción de la realidad, o usando el lenguaje de Popper, nuestras teorías explicativas de la realidad tienen estrecha relación con métodos científicos diseñados para su verificación o su falsación, y dependiendo del método adoptado tendremos una explicación diferente de la realidad. Es decir, que los problemas epistemológicos están presentes en las justificaciones que le otorgamos a nuestros enunciados cotidianamente. Lo anterior pone en evidencia el problema en la construcción de creencias populares, las cuales se definen como “aquellas ideas, concepciones erróneas o sin basamentos científicos, que existen en un amplio sector de la población, o todo aquello en lo que se cree y cuya base, cuyo origen, se desconoce"[5].


Existen personas positivistas que no necesariamente están dedicadas a la ciencia, pero su forma de explicar la realidad adopta este método. Este tipo de personas poseen teorías explicativas de la realidad justificada mediante experiencias concretas, las cuales dan veracidad a la teoría. Por lo tanto, la comprobación de estas experiencias son suficientes para tomar a una teoría explicativa como cierta, o dicho de otro modo, estas personas positivistas, partiendo de la experiencia, llegan mediante el razonamiento a casos de los cuales no se tiene experiencia. Este procedimiento es adoptado en la generación de conocimientos populares, que incluso siguiendo la definición antes citada desconoce los orígenes de sus enunciados. Para Popper, este método inductivo corre siempre el riesgo de que sus enunciados puedan resultar un día ser falsos y su verificación conlleva a la verificación de innumerables enunciados particulares conduciendo a la lógica inductiva a una regresión infinita. Por eso para Popper las teorías no pueden ser verificadas empíricamente y propone la falsación como criterio de demarcación. Este criterio de demarcación se opone a todo el conocimiento popular difundido de generación en generación, ya que existen enunciados particulares contradictorios lógicamente probables y empíricamente verificables, falsando a todos los enunciados universales empíricos, y distinguiendo a su vez a todo enunciado empírico de los metafísicos, los cuales no poseen condición de falsabilidad. En base a lo anterior es pertinente destacar que los conocimientos populares pueden ser muy amplios y las formas de justificarlos diversas, de modo que las generalizaciones realizadas anteriormente fungen más como ejemplos. Es recomendable analizar casos particulares donde se pueda afirmar o no que ocurren perspectivas positivistas.


Las creencias populares están compuestas generalmente por refranes, proverbios y adagios, existen comentarios como “Negar que los refranes, proverbios, adagios y sentencias son en la vida nacional como el libro de filosofía del pueblo, es dejar de reconocer la enseñanza que la experiencia ofrece y entre las masas va de generación en generación”[6], este tipo de afirmaciones son rechazadas por Popper por su carácter positivista, por no emplear un método adecuado para justificar este tipo de enunciados universales transmitidos de generación en generación y que frecuentemente en la vida cotidiana solo se recuerdan cuando ocurren experiencias que coinciden con este tipo de enunciados. Sin embargo, ocurre que al comprobar empíricamente enunciados contrarios a la teoría, o dicho de otra forma, al obtener experiencias contrarias a las afirmaciones hechas por los refranes, proverbios, adagios y sentencias no se falsan (no falsa la población, o no rechaza la población en general) este tipo de conocimientos populares, e incluso de siguen tomando como ciertos y se siguen transmitiendo de generación en generación (obviando ciertas modificaciones de forma mas no de fondo que ocurren en la transferencia de conocimientos entre generaciones), cuestión que ha permitido a este tipo de conocimientos acoplarse a un conjunto de características culturales de una población. Por lo tanto si tomáramos como bandera la lógica de Popper y su criterio de falsación, ¿sería posible el desarrollo de aspectos culturales en cualquier población?


Si bien, la propuesta de Popper mediante el método deductivo de justificación de teorías, permite una búsqueda sin fin de conocimientos, no permitiendo a su vez que teorías explicativas de la realidad sean asumidas como verdaderas mediante experiencias concretas. Las creencias populares, son teorías explicativas que aumentan su grado de veracidad mediante experiencias cada vez más repetidas que confirman la teoría, este hecho ha permitido su divulgación a lo largo del tiempo, arraigándose en la cultura de los pueblos. Si desde un principio se hubiese adoptado la teoría de Popper, se hubiesen falsado innumerables enunciados universales y sustituidos por otros que explicaran mejor la realidad, y así sucesivamente hasta llegar a nuestros días, cuestión que hubiese sido un hecho muy funcional para el desarrollo del conocimiento, pero que a su vez no hubiese permitido el desarrollo de una idiosincrasia al no permanecer elementos y conocimientos constantes a lo largo del tiempo o transferidos de generación en generación. En tal caso, los únicos elementos constantes en el tiempo hubiesen sido la falsabilidad y la falsación.


Las creencias populares se asemejan o siguen la misma lógica que la doctrina psicologista: “esto es, a la doctrina de que los enunciados no solamente pueden justificarse por medio de enunciados, sino también por la experiencia perceptiva”[7] suponiendo “que los enunciados científicos empíricos hablan de nuestras experiencias”[8], dicha doctrina es cuestionada por Popper quien argumenta que no podemos proponernos un enunciado científico que no trascienda lo que podemos saber con certeza basándonos en nuestra experiencia inmediata y que dichos enunciados al emplear nombres universales no son posibles de verificar por ninguna experiencia con carácter de observación, ya que toda experiencia inmediata es única. Popper reconoce que a través de la observación nos percatamos de los hechos, pero aclara que esta acción no justifica la verdad de ningún enunciado, y ahí está la contradicción entre la teoría de Popper y las creencias populares (o una de ellas) en que éstas son transmitidas de generación en generación como enunciados universales verdaderos, basados en experiencias inmediatas.


Popper menciona que nuestro conocimiento puede estar unido a sentimientos de creencias o convicciones, argumento que puede justificar la transferencia de enunciados justificados por experiencias inmediatas, mas sin embargo aclara que este tipo de situaciones es materia de estudio de la psicología sin rozar los intereses del epistemólogo.


Otra parte de las creencias populares están basadas en mitos y leyendas, que según Popper son enunciados metafísicos debido a que no cumplen con la condición de falsabilidad. Existen enunciados, ya sean universales o singulares que provienen de los mitos y leyendas de pueblos venezolanos. La crítica de Popper al positivismo lógico recae en la incapacidad de discriminar entre enunciados empíricos de los metafísicos, los cuales no son objeto del estudio científico. Este tipo de enunciados carecen de medios de verificación o de falsación, debido a que no existen enunciados básicos que las contradigan, es decir no existen hipótesis falsadoras.


Se pueden definir a las creencias populares como enunciados o teorías que dan una explicación de la realidad, y que se han transmitido de generación en generación. Al exponer estos enunciados a la teoría de Popper, nos damos cuenta que son un sistema de enunciados que no explican de la mejor manera posible la realidad, principalmente por poseer elementos positivistas y metafísicos. Si el mundo siguiera a cabalidad la lógica de Popper, se aseguraría una búsqueda infinita de la verdad y se obtendrían mejores explicaciones de la realidad mediante la falsación que supone un método deductivo que no verifica enunciados pero nos muestra una forma de "no ver al mundo". Sin embargo, un mundo de Popper[9] atenta contra la idiosincrasia de los pueblos, porque no permite la transmisión de elementos que han permitido la construcción de identidades culturales y nacionales.



[1] Lógica de la investigación científica. Pág. 82.
[2] Ídem. Pág. 81. 
[3] Lógica de la investigación científica. Pág. 83.
[7] Karl Popper. Lógica de la Investigación Científica. Capítulo 5- Pág. 89
[8] ídem
[9] Con esto se quiere decir un mundo supuesto donde se aplique uniformemente el método planteado por Popper que debe seguir la ciencia empírica.