domingo, 15 de septiembre de 2013

Bipartidismo absurdo. Crónicas de una mediocridad

Diariamente existe una interminable discusión sobre temas de interés social, ya sea en el entorno económico, político, comunitario.

La diatriba a la que hemos llegado necesita ser detenida, principalmente porque la mayoría de dichas discusiones caen en lo absurdo. Las tintas medias existen y no son ni tan medias, solo son alternativas a cuestiones mucho más populares, más conocidas.

El bipartidismo no es más que el resultado de la oligarquía política que ha dominado América Latina (y el mundo), pocos discuten sobre lo poco que saben, se crean dos tendencias y las naciones se dividen en dos tipos de votantes. Rojos - Azules, Amarillos - Verdes, Blancos - Negros.

Quienes toman alternativas en este tipo de contextos son juzgados por ser disidentes desde cualquier punto de vista; aunque realmente esas personas son disidentes a la mediocridad generada por el bipartidismo, que limita la capacidad creativa del ser humano, que sintetiza la capacidad de elección a dos opciones generalmente deficientes, pues las personas eficientes (para lo bueno) son poco oportunistas.

Lo anterior impide la generación de nuevas propuestas para la solución de problemas, generándose una especie de "monopolio de soluciones" por parte de los actores que han vivido siempre en el escenario político; quizás por eso las personas ya están acostumbradas a esperar un nuevo "mesías" con discursos impactantes y promesas utópicas.

Por lo demás, estas consideraciones solo ofrecen un modo de incentivo para la indagación de otras teorías y posturas diferentes a las tradicionales y que tanto nos han hecho daño. Hagamos política para la gente no para atraer votantes.

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